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Habíamos planeado ver la exposición de Kawakubo el 25 de mayo, así que decidí prepararme leyendo un artículo en la web titulado “Un adelanto del desfile de Rei Kawakubo/Comme des Garçons en el Met” de Matthew Schneier que apareció en The New York Times el 6 de marzo. “La exposición del Met ha sido sin duda un tema de conversación en la Semana de la Moda de París”, escribió Schneier.
Continuó describiendo la exhibición del diseñador de moda en Nueva York (que se realizará del 4 de mayo al 4 de septiembre) y señaló que “Kawakubo, a los 74 años, es el primer diseñador vivo en ser reconocido en el Met desde Yves Saint Laurent en 1983”.
Cuando llegué al cuarto párrafo de su informe, me quedé pensando dos veces. El autor describió el trabajo de Kawakubo como “desconcertante y las explicaciones que da ocasionalmente son, en el mejor de los casos, GNÓMICAS”. Creo que tengo un dominio bastante decente del idioma inglés, pero esa frase me atrapó, así que procedí a buscarla. La definición es: “Un adjetivo que se usa para describir algo hablado o escrito que es breve, misterioso y no se entiende fácilmente”.
Su primer desfile fue en París en 1981 y, según Schneier, “trabaja entre la moda y el comercio. Quienes vean su última colección y vean rarezas deformes e inutilizables se sorprenderán al saber que sus creaciones realmente se venden, y muy bien”.
Continué mi investigación leyendo un artículo en Vogue, mayo de 2017, escrito por Lynn Yaeger, titulado “Romper el silencio: en vísperas de una importante retrospectiva de Comme des Garçons en el Costume Institute del Met, la notoriamente solitaria Rei Kawakubo habla”.
Esta escritora comienza describiendo el desfile de otoño 2017 del diseñador “en una tarde lluviosa de marzo en París” y continúa diciendo: “Desde 2013, Kawakubo ha abandonado la pasarela convencional en favor de una especie de desfile de vanguardia, más cercano quizás al arte escénico que a un desfile de moda”. El resultado, señala, “evoca una amplia gama de emociones, desde aplausos salvajes, incluso lágrimas, hasta desconcierto que raya en la molestia”.
En una entrevista durante una pausa para el té en el Salón Proust del Ritz, la autora escribe que Andrew Bolton, el comisario a cargo del Costume Institute, explicó la influencia de Kawakubo: “Es enorme, pero a veces es sutil. No se trata de copiarla, sino de la pureza de su visión”.
Esta autora ganó puntos conmigo porque contó que “me enamoré de Comme des Garçons desde la primera vez que lo vi, en el Barneys original de la calle Diecisiete, hace más de 30 años. Era una bata de colegiala de lana azul marino que me robó el corazón y costaba 260 dólares, en una época en la que ganaba 135 dólares a la semana. Le dije a una cooperativa de crédito que mi refrigerador se había estropeado, conseguí el dinero y compré el vestido. Pensé que cambiaría mi vida y así fue”.
Me encanta esta historia conmovedora. Sin embargo, todavía tengo que dar mi impresión sincera sobre este programa.
Esta exposición del Met tiene 150 conjuntos de Comme y no me podía identificar con ninguno de ellos. Me volví cada vez más irritable y frustrado. Al percibir mi mal humor, mi amigo dijo: “El diseño de esta exposición está muy bien logrado”. “Estoy aquí por la moda, no por la arquitectura”, respondí.
Mi tolerante amigo sabiamente fingió no escuchar.
Después de treinta minutos, lo único que quería hacer era irme. He asistido a muchos eventos de moda en la ciudad de Nueva York: Yves St. Laurent, Karl Lagerfeld, Jacqueline de Ribes, Isaac Mizrahi y la espectacular Savage Beauty de Alexander McQueen en 2011 y nunca, repito, nunca me había sentido como me sentí con esta exposición.
“Quizás ése sea parte del problema”, dijo mi amigo. “El show de McQueen puso el listón tan alto que comparamos su exhibición con todo lo que vemos”.
¿Me siento culpable por mi reacción? Sí, en parte. Sobre todo después de leer que la diseñadora describe su trabajo de esta manera: “Es muy difícil hacer lo que hago: trabajar desde el amanecer hasta la medianoche todos los días durante los últimos 40 años”.
Pero no voy a debilitarme y decir que me gustaron ciertos aspectos de su exposición porque no fue así. Me desagradó todo. Intensamente.
Shaun Nelson-HenrickLos comentarios se aprobarán antes de mostrarse.
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