Stella McCartney hace que todo parezca fácil

Pero vivir su vida no es precisamente un paseo por el parque. A pesar de ser la hija de Sir Paul McCartney, el famoso Beatle, que supuestamente es multimillonario, ha tenido que enfrentarse a algunos obstáculos en el camino. La diseñadora de moda británica de 48 años, que está casada con Alasdhair Willis (ex editor de Wallpaper y gurú creativo), tiene cuatro hijos activos y una empresa que se extiende por todo el mundo. Tiene mucho que hacer, como suele decirse.

McCartney y su hija – Foto cortesía de Vogue, enero de 2020

McCartney es una madre muy activa: cinco días a la semana se despierta a las 6:30 am para llevar a sus hijas Bailey, de 13 años, y Reiley, de 9, y a sus hijos Miller, de 14, y Beckett, de 11, a la escuela, según un artículo en Vogue , 20 de enero, escrito por el maestro de la palabra Hamish Bowles. O como ella dice: "Cuando tienes un trabajo y niños, es cuando puedes verlos. Más tarde en el día, trato de volver para el final del día de ser madre".

LOS FINES DE SEMANA PASA MÁS TIEMPO con su prole en una finca en la naturaleza del norte de Gloucestershire que es el resultado de una búsqueda de casa que nació, como ella explica, de una “misión desesperada por encontrar un terreno para poder montar a caballo”. En los últimos 15 años, la mansión y el jardín se han transformado. “Plantamos un millón de árboles”, dijo McCartney a Vogue en 2010, “creamos otro Edén”.

Su interés por la moda empezó a los 13 años, cuando empezó a confeccionar su propia ropa. Tres años después, hizo una pasantía con el diseñador Christian Lacroix. Luego, se licenció en diseño de moda en el Central Saint Martins College of Art and Design de Londres. Esta escuela es famosa por haber formado a superestrellas de la moda como el fallecido Alexander McQueen.

McCartney es una firme defensora de los derechos de los animales: se niega a utilizar cuero o piel en ninguno de sus diseños. Sus zapatos están hechos de vinilo o plástico; todos los cinturones y bolsos están hechos de rafia ( una palmera originaria de África tropical) y tela. Su empresa cuenta actualmente con 48 tiendas independientes situadas en Nueva York, Los Ángeles, París, Milán, Tokio, Hong Kong y Shanghái.

Su amor por los espacios al aire libre se refleja en su tienda insignia de Londres, que ha diseñado ella misma y que cuenta con un circuito de tres horas de grabaciones en bucle de las maquetas de su padre, Paul. “El audio es importante para mí porque es una parte muy importante de mi educación”, afirma. McCartney lleva a Bowles por el “Stellavator” hasta el piso donde le preparó a la duquesa de Sussex el glamoroso vestido de cuello halter que lució para la recepción de su boda con el príncipe Harry. (Personalmente, pensé que ese vestido era absolutamente espectacular).

En 1997, McCartney fue nombrada directora creativa de Chloé y tuvo que lidiar con la percepción de que, a los 26 años, era demasiado joven y no estaba calificada para el puesto (uno de los obstáculos que mencioné al principio). “Los Beatles escribieron Sgt. Pepper cuando tenían 26 años”, le dijo a Vogue con acritud. A pesar de lo que ella describe como “mucha resistencia”, McCartney convirtió el trabajo en Chloé (que duró hasta el lanzamiento de su marca homónima en 2001) en un triunfo, triplicando las ventas.

MCCARTNEY TIENE METAS MUCHO MÁS AMBICIOSAS PARA expandir su alcance global. El año pasado, recuperó la propiedad total de su marca, después de 17 años. Todos los aspectos del futuro parecen muy prometedores para esta diseñadora de moda extremadamente talentosa y astuta.

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