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Nunca he visitado Irlanda, pero conozco a mucha gente que sí lo ha hecho y todos dicen: “Lo pasamos de maravilla”. Uno dijo: “Incluso vi la cabaña con techo de paja donde vivía mi abuela”.
Una escena callejera en Dublín – foto: cortesía de National Geographic Traveler
Mi interés por Irlanda aumentó aún más cuando me encontré con un artículo fascinante en la revista National Geographic Traveler de enero de 2018 escrito por Póló Conghaile (¡vaya nombre!). Conoce Dublín de verdad o, como dice él, “nací en Dublín. Trabajo aquí. He vivido aquí”.
Me pareció un excelente comienzo, así que procedí a leer el artículo completo. En esta época de Twitter y de 140 caracteres (ahora 280), es muy satisfactorio leer un texto bellamente escrito por un autor que conoce su tema y puede escribir con gran estilo.
Y continúa: “Maldigo regularmente su gris invierno y su desarrollo desequilibrado, su tráfico asfixiante y sus alquileres desorbitados”. ¡Esto suena a Nueva York! ¿Ha tomado usted un autobús que cruce la ciudad últimamente? Una tortuga lisiada va más rápido. Ni siquiera voy a tocar la situación de los alquileres.
¿DE VERDAD ES LA CIUDAD MÁS AMIGABLE DEL MUNDO? ¡Por supuesto!
El autor escribe: “Quería descubrir si Dublín es realmente la ciudad más amigable del mundo, como dicen tantos turistas. Y si es así, ¿qué extraña química la hace así?”
Comienza describiendo Dublín (la capital de Irlanda) como un rompecabezas íntimo y maravilloso. Luego pasa a hablar de la comida irlandesa: “Cuando yo era niño, la cocina irlandesa no existía más allá de platos como el tocino y el repollo”.
“Ahora nos hemos dado cuenta de la calidad de los ingredientes irlandeses, desde los deliciosos quesos hasta el pescado ahumado y el cordero de montaña, y no tenemos miedo de divertirnos con ellos. Finalmente, también estamos adoptando nuestros productos del mar”.
¿DE VERDAD TIENEN UNA HISTORIA DE AMOR CON LAS PALABRAS? ¡Es cierto!
El saludo estándar en Dublín es “¿Cuál es la historia?” No es necesario responder. Basta con decir “No mucho. ¿Tienes una historia?” o “Espera a que te la cuente…”. Como dice el autor: “Aquí no hablamos de manera directa ni literal. Hablamos sobre los temas, no a través de ellos”.
La palabra “historia” evoca la capacidad literaria de la ciudad y da pie a una creatividad espontánea que da pie a una buena conversación. Dublín es un lugar en el que se dice que todo el mundo lleva una novela dentro. Ojalá volvieran a casa y la escribieran.
¿SON TODO CLICHÉS CULTURALES O SE TRATA DE UN CAMBIO? ¡Sigamos corriendo!
Irlanda acaba de votar a favor de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Por supuesto, todavía es posible encontrarse con algún duende. “Pero”, dice el autor, “Dublín es ahora lo suficientemente inteligente como para honrar estas características históricas y, al mismo tiempo, celebrar una Irlanda moderna”. Con un 33% del país menor de 25 años, la energía juvenil enciende las escenas de compras, restaurantes y entretenimiento de Dublín.
Parada para tomar un sorbo rápido – foto: cortesía de National Geographic Traveler
¿CUÁL ES LA ÚLTIMA PALABRA SOBRE LA AMIGABILIDAD? ¡La gente!
Los visitantes no pueden creer la atmósfera acogedora que se respira en Dublín. La química que se crea con los visitantes es una mezcla de encanto celta y calidez mediterránea que puede convertir en barro hasta los corazones más duros.
¿VAS A RESTAURANTES? ¡Claro que sí!
Por eso te sugiero un libro titulado Heat , de Bill Buford, que acabo de terminar de leer. Buford dejó su trabajo en The New Yorker (fue redactor y editor de ficción durante ocho años) para embarcarse en un destino improbable: la cocina de Babbo, el revolucionario restaurante italiano creado por el chef superestrella Mario Batali.
Bill Buford renunció a su trabajo diario por ollas y sartenes
Decidido a aprender los trucos del oficio, Buford pronto se vio ahogado en zanahorias. Nota: He preparado estofado de carne muchas, muchas veces. Requiere echarle cubos de patatas y zanahorias. Bueno, después de leer cómo Buford aprendió a cortar zanahorias en un restaurante, el mío habría recibido una F-.
Ofrece esta divertida descripción, paso a paso: “Una zanahoria no tiene forma de cubo. Tienes que cortarla en un rectángulo largo, luego cortarla en láminas finas y cortarlas en rodajas. Y luego picar, picar, picar en cubos de un milímetro”.
Tuvo que cortar en cubos 36 zanahorias. Cuando lo inspeccionó, su jefe gritó: “¡Esto no es un dado fino!”. Después de dos horas de trabajo, todas sus zanahorias fueron arrojadas. “Quería llorar”, dice. “Me tomó tres días antes de poder contarle a alguien sobre la experiencia. ¡Ella tiró mis zanahorias, todas!”
Me reí tanto que apenas podía ver la página cuando leí esto. Créanme cuando les digo: este libro es una lectura excelente.
Shaun Nelson-HenrickLos comentarios se aprobarán antes de mostrarse.
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