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Durante años hemos escuchado ese viejo y cansado dicho de “no vestirse de blanco después del Día del Trabajo”. Afortunadamente, los tiempos han cambiado y esta aburrida regla ha desaparecido.
Pero, ¿cómo empezó y por qué duró tanto? Tradicionalmente, vestirse de blanco en verano era simplemente una forma de mantenerse fresco. Pero en la década de 1930, la gente adinerada de la ciudad salía de la ciudad hacia los centros turísticos de verano vistiendo trajes de lino blanco y sombreros panamá. La practicidad de vestir de blanco se había transformado en un símbolo de estatus de los ricos.
Así, en la década de 1950, el lema de “nada de blanco” se había convertido en una regla estricta. Una notable excepción fue Coco Chanel, que vestía de blanco todo el año y a finales de la década de 1960 se la fotografió a menudo con uno de sus característicos trajes blancos.
Esta costumbre anticuada se fue erosionando gradualmente a medida que Estados Unidos pasó de ser una sociedad elitista donde se adhería a la tradición a una más democrática donde los gustos individuales se consideraban relevantes.
Avanzamos rápidamente hasta hoy, cuando nadie ve con malos ojos vestirse de blanco después del Día del Trabajo. Una de las formas inteligentes de abordar este tema es considerar las variantes del blanco, a saber: crema, lino, hueso, cáscara de huevo, champán, vainilla y marfil.
¿PODEMOS SUGERIR…?
Una blusa blanca con mangas y escote en V o redondo combinada con un blazer azul resaltado con llamativos botones de latón crea un atuendo perfecto, original y divertido.
O bien, ¿qué tal esto? Una blusa blanca más informal combinada con jeans desgastados. Para lograr un look totalmente cool, creemos que la misma blusa luciría genial con jeans blancos y una chaqueta vaquera descolorida, lo que hace que la transición entre finales de verano y principios de otoño sea elegante.
-Shaun
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